No te busco. No te encuentro. Y cuando me encuentro, te busco.
Qué sueñas, qué piensas, qué insinúas cuando pestañeas.
Un lenguaje antiromántico, una gramática errónea. Se deslizan tus palabras y yo solo estoy atenta a las mías.
Cuando no pones tú esa sonrisa es raro
Raro porque añoras esa cara de embobado ¿Cuál, la tuya o la mía?
Tiene gracia, pero no soy de tatuajes. Y sin darme cuenta llevo unos cuantos dentro de mi cabeza. Debajo de mi piel unos miles que van desapareciendo cada vez que mudan de dueño.
Prefiero ser tatuadora; tatuadora de sonrisas. Aunque la tuya... ay, la tuya! Puede sonar lo más cursi del mundo, pero me la tatuaría en las retinas...Así no tendría que perder el tiempo buscándola entre los rostros de la gente mientras paseo por las aceras.
Aunque después de todo, prefiero la satisfacción que me provoca poder provocarte(la).
Y si no soy yo, soy una extraña, esa extraña con la que sonríes, esa que no soy yo.
Pensar x y luego hacer y. Imaginar pero no actuar. Sentir para luego fingir.
Desnúdame pero no me quites la ropa, préndeme con palabras, acepta este desafío.
No quieras entrar en el laberinto en forma de espiral.
Quién, cómo y dónde...
Tú ese desconocido, yo esa reconocida de la que nadie sabe.
Nos quedamos casi rozando lo superficial.
Montarnos tormentas de ideas que nunca precipitan al suelo.
Quiero escribirte, pero no hablarte. Sólamente rozarnos con las miradas.
Corazones rotos unidos por grapas. A veces laten tan fuerte... que al final estallan.
Un simple metal no aguanta, se pone al rojo vivo unos segundos y luego se apaga.
Sin embargo, nadie ha conseguido adivinar los centígrados justos para que se fundan todas las piezas, si el músculo vacío por sí solo tanto pesa.
Que cuando suspiro nadie responde, y el eco se hace el sordo.
Me perdí los mejores atardeceres contigo.
Y sin ti no los he vuelto a ver.
Porque ahí nada importaba, y ahora todo pasa tan despacio...
Y si no soy yo, soy una extraña, esa extraña con la que sonríes, esa que no soy yo.
Pensar x y luego hacer y. Imaginar pero no actuar. Sentir para luego fingir.
Desnúdame pero no me quites la ropa, préndeme con palabras, acepta este desafío.
No quieras entrar en el laberinto en forma de espiral.
Quién, cómo y dónde...
Tú ese desconocido, yo esa reconocida de la que nadie sabe.
Nos quedamos casi rozando lo superficial.
Montarnos tormentas de ideas que nunca precipitan al suelo.
Quiero escribirte, pero no hablarte. Sólamente rozarnos con las miradas.
Corazones rotos unidos por grapas. A veces laten tan fuerte... que al final estallan.
Un simple metal no aguanta, se pone al rojo vivo unos segundos y luego se apaga.
Sin embargo, nadie ha conseguido adivinar los centígrados justos para que se fundan todas las piezas, si el músculo vacío por sí solo tanto pesa.
Que cuando suspiro nadie responde, y el eco se hace el sordo.
Me perdí los mejores atardeceres contigo.
Y sin ti no los he vuelto a ver.
Porque ahí nada importaba, y ahora todo pasa tan despacio...
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