martes, 26 de marzo de 2013

No puedo explicarlo mejor (ni quiero)

Hoy la vida la veo en trabalenguas, esa lengua que trabas cuando me hablas.
No es porque lo vea como un todo, pero me importas cuando veo que no me ves en esos días en los que no te importo.
 Si yo soy yo,  ¿por qué no eres tú y somos un nostros? Si yo soy tú y tú eres yo seremos unos simples desconocidos. Si somos un nosotros y cambiamos los roles el  barco va a la deriva hacia otro mar. Que no te de miedo vestirte de cualquier verbo: estáticos, en movimiento, de acción... Todo vale, más te vale, pues no hay más error que dar uso y dejar en deshuso a esos amores. Amores, no son de verano, tampoco son de otoño. Otoñales son mis lágrimas cayendo cual hoja y veraneantes mi ética y coherencia yendose a la locura. Estaciones son tus maneras, nunca son las mismas, ni las mías, fuera puede parecer primavera y dentro estar helándose todo. No existen. Párate a ti mismo, inténtalo no podrás. Que nos envuelven los silencios, años llenos de ellos y se rompen con el ruido de esos besos. Dale a la sin hueso, aunque haga más daño que esos puñales que me lanzas al pecho. De hecho, es el hecho más verdadero que la vida esté llena de cambios y ahora solo me quede un rollito de primavera el cual no quiero- hincarle el diente-. No quiero enterrarlo bajo el suelo de mi mente. 
¿Qué hago? Si yo soy yo, y tú eres tú qué soy yo ahora. Quién dirige estas manos. No soy yo. Eres tú dentro de mí quien me nubla con humo las ideas, pasando las horas. Y pasando las horas las horas cambian, cambiando mis días junto a sucedáneas pernoctares. Se pasa el temporal y me asustas con tu sosiego. Amaneces en las noches y anochezco en tus mañanas sangrando versos con impericia que no es otra de las más sutiles de mis destrezas.  
Lenguas trabadas, sigue la vereda hacia esas nuestras niñas de los ojos, allí dentro será perfecto dentro de una descomunal oscuridad esclarecida a sol y sombra no por tú, sino por vos.

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