martes, 3 de febrero de 2015

Cuando me pon(go)es dramas o se me cae la cortina


Tengo irremediablemente ganas de hacerme añicos
y que de una puñetera vez vengas y hagas algo por salvarnos.

Que no me dejes tirada cual ceniza que sopla el viento,
 ya no tengo ganas ni fuerzas de disimular
y hacerme de puro hielo, 
pues más quisiera que fueras helio,
el más simple de resolver bajo mis reglas 
de mecánica poética.

Tu lacra es que siempre estás rozando                            
el cero absoluto,
la temperatura más baja
-donde no puede haber movimiento-
que sirve de punto de partida                   
desde cualquier escala, 
pero como siempre
un límite inalcanzable.

Demasiado inerte, demasiado estable.

La verdad es que ya es decir,
y a mi juicio, desorbitante,
catalogarte
de forma alegórica
entre los nobles.
Pues solo me servías 
como bombilla incandescente,
me iluminabas de forma poco eficiente
y lo demás,
la mayoría,
todo lo que me devolvías
era puro e inepto calor.

Me consumías.

 Y ya ves, que de tanto repetirlo no ves nada.
Que en realidad estoy totalmente derretida,
licuada,
debido a mis débiles fuerzas 
al-son-de-un-Vals.

Estoy harta del invierno,
que enero nunca termina.
Inmóvil siento cada quemadura
que me hace la nieve,
al caer sobre mi cara fría.

Inhalart(Xe)e para luego quedarme dormida,
y es que esta resaca mental
es completamente frígida y lo peor,
consentida.



                                    

lunes, 2 de febrero de 2015

-Borro y vuelvo a empezar-

Veneno,
no sé
no sé qué es
Mierda, sobra

-borro- 

Es como si las noches me pesasen
-supongo que por decir algo-

Demasiadas frustraciones,
demasiadas pesadillas a las que darle sentido.
¿Para qué? ¿por qué ese empeño en buscárselo?
Si no me entiendo, ¿de quién es el problema?

-vuelvo a empezar-



Soy yo, yo misma
quien me hace un ser etéreo, 
puro, irreal...

Intangible.
 

Entre torbellinos 
voy siendo únicamente sinónimos de mi misma
a lo largo de este calco blanco, 
porque él también fue víctima de su vaguedad.



Corrupto, 
más que su propio retrato.
Es tan fácil caer en la sensualidad de la trivialidad...


Más que ser auténtico, hay que parecer serlo:
las palabras vacías, los amagos
como símbolo de valentía,
ocultarnos detrás de
sonrisas de medio lado.
Cigarros mal pagados,
labios rojos bien apagados
que hunden más mis espinas.
La cerveza bien fría,
corazones de piedra,
jugar con mi pelo,
pensar que la canción se termina.

Perderte de vista, 
verte desde el otro lado
caminando
para fundirte en un íntimo y único infinito.

Dar otro trago, 
reirme, iluminada con un foco azul.
Caminar mirando el asfalto.

Llego a la cama donde en sueños estamos
unidos por garabatos, haciendo un lenguaje único
de los cortocircuitos de nuestra mente.
Un fenómeno accidental.
Descargas disruptivas.
Asumo el peligro y el morbo

que supone vivir sin cortacircuitos.