viernes, 25 de abril de 2014

"Breath" http://open.spotify.com/user/1124772070/playlist/2pGAZZzQKpwsgbKmsTwz0m

¿Sabes esos días, cuando todo es tan oscuro que no puedes pensar? Pues hoy es uno de ellos. Bueno, más bien son horas, noches tontas. Noches en las que te acuestas y no hay diferencia entre el día y la noche, ni tú misma te crees que haya pasado otro día más. Son días sin ninguna transcendencia, sólo la que tú le quieras dar. Fechas del calendario que simplemente están para olvidar.

Momentos en los que necesitas tanto de las personas cuando en realidad no están, ni para ti ni para nadie. O eso me digo para calmar mi conciencia. Están los que tienen que estar. Los que están siempre.

Pero es una sensación rara, muy bizarra. Simplemente el tiempo pasa, viendo como la gente hace cosas mientras tú no haces nada.

Estaré echando algo de menos, pero no sé qué es. Y si lo sé no quiero ni pensarlo dos veces, porque luego todo me sale del revés.
Ni la ducha es tu mejor aliado para desconectar. Es un momento de soledad, al fin y al cabo.
Tocas la guitarra, y siempre mirando a la pared. No recuerdo la última vez que los muebles de mi habitación me aplaudieron, creo que nunca lo han hecho, supongo que lo haré muy bien.

Escuchas música tumbada en la cama mirando al techo imaginando que estás en algún tipo de película medio adolescente, en una escena donde la protagonista piensa sobre su propio ser, donde reflexiona sobre sí misma. Te haces una playlist de música para respirar, y comienza la banda sonora de tu vida.




martes, 15 de abril de 2014

Número 26

Últimamente ando un poco descuidada. De mi, de ti. De mi mirada. De todo.
 Y cuando quiero caminar sola, vienes y me rompes. No hago la cama por si vienes y me dejas tu olor en la almohada. Y es que siempre acaba sin haber empezado nada.


Exactamente no sé por qué se ha dado ese parón. Lo mismo será porque no escuché tu canción favorita, o no supe descifrar el lenguaje de tu mirada aquella noche.
¿Hasta dónde llegan las consecuencias de mis actos? Parece que lo único que sé hacer es hacer daño y desconcertar, y al mismo tiempo me pongo triste porque otros corazones laten pero el mío late de más.

Me apetece pararme. Conocer tu mente, esperar en cada palabra, cada silencio y en tu pestañear. Y balancearme, para llegar hasta lo más alto y ganar esta prueba. Aunque en parte sea mi objetivo, lo importante es disfrutar del camino. Que conozcas mis manías, que te intimide mi mirar, que te rías cuando no sé hablar.

Creo que cuando se hablan las cosas se pierde la magia. Aquella mañana debí despertar e irme caminando sigilosamente por los tejados. O tú debiste tirarme por la ventana en vez de leerme un beso en los labios.
 No sé cuánto costó, ni que precio tuvo tal hecho.

Y ya, otro microcuento que se cumple,  entre quieros y no puedo. Juegos de palabras, tantos... que de tanto entendernos nos daba miedo. Y así fue como te hartaste de jugar a tu juego, me apartaste a un lado y yo ya he echado el freno. 
No quiero perder el tiempo.
 Entre tantas hojas aún hay historias a medias que posiblemente sean interesantes de continuar.
Y quien sabe, lo mismo gano por apostar.