besos del final,
polvos de despedida,
y abrazos que rematan.
Y es cierto que,
la distancia cuando es cero
duele más.
Y sí, me gustaría disimular,
tener un puto disfraz.
No ser tan predecible,
no abrirme siempre de par en par.
Y aún así me dejo palabras en el tintero,
no sirve de nada,
dejo de morderme la lengua,
pensando que tal vez sea mi momento.
La verdad no es esa, y no la queremos ver.
Siempre apostamos sabiendo que habrá
un resacón el día después.
Somos tontos, idiotas,
imbéciles, porque queremos.
Que triste es.
No queremos evitarlo.
Se empaña nuestro espejo,
y qué mas da una mancha más
entre tanto garabato.
Malditos microcuentos
Lo peor es que
al final de todo
la que se queda con tu olor en mis manos
soy yo.
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