Que bonito el amor, sobre todo en primavera -que no es la mía-
Será que ya no me enamor(o)as igual, dedo corazón. Han dejado de seducirme tus latidos y vaivenes desconocidos en mi interior, si sólo has profundizado en oscuras cuevas, bocas sedientas de imaginación. Mentes que se retuercen y que olvidan por unos momentos su existir dejándose llevar por esa explosión.
Es que, en cuántas bocas me habré matado yo, y cuán pocas me han dejado sin respiración.
Entonces llegó la tormenta para despojarnos de alergias y llenar de charcos los corazones. Hace mucho tiempo que no vienes a pisar fuerte en esa luna mía color carmín.
El agua moja mis ideas y empapada espero en esa parada, mis labios se quejan de su pasar el tiempo secos y entrecortados.
Como sé que no estarás y como no sé a dónde vas, camino sin rumbo .
Te espero y no quiero, y haciéndolo a mi manera te alejo cada día un día más.
Soy cobarde en eso de luchar por lo que quiero, pero si no sé dónde está tu retiro no puedo actuar.
Ya me cansé, o eso quiero hacer creer a mi conciencia, que ya no paso más días lluviosos sufriendo tu ausencia. Puede que no sea lo más sensato, puede que sea un error, al fin y al cabo si ese tiene que ser mi sino, será para mí porque si tiene que depender de vos todo estará perdido.
¿Dependerá ese cambio de una persona o de ti mismo?
No intentes comprar las situaciones a veces las emociones sufren de inundaciones de silencios.
O los escuchas o te ahogas en el intento.
Ven, afina las cuerdas de mi locura, que así no puedes tocar mi canción favorita.
Quemándome conseguirás que de mí sólo queden cenizas.
Curar heridas con alcohol no es una buena medida. Ni qué decir si nos mezclásemos los dos.
Y es que amor, sin medidas volamos mucho mejor.
Aquí declaro mi huida. Cierro los ojos para que me veas, me escapo de ti, suelto las cadenas para que me encuentres.
Ni tu cabeza, ni tus ganas se han planteado volverlo a repetir. No quiero botones de aleatorios, sólo de bucles.
Cuando soy yo la que insinúa verte el disfraz se apaga la vela, y todo se queda en oscuridad.
No queráis verme de carnaval, no dobléis los sentidos, porque me pongo la máscara si mi pantera negra no ha salido. Y no hablo de fieras (que también) sino de sutilezas.
Cuando me miras y no me besas a causa de los comentarios tontos,
de los suspiros y el alzar de cejas.
Se derrumbaron las escaleras y no encuentro nada para subir de este sótano.
Un sin sentido, que hablemos tanto y nos quedemos mudos tan poco rato.
Algo que ronda mi cabeza pero aún no he conseguido soñarlo.
Es que, en cuántas bocas me habré matado yo, y cuán pocas me han dejado sin respiración.
Entonces llegó la tormenta para despojarnos de alergias y llenar de charcos los corazones. Hace mucho tiempo que no vienes a pisar fuerte en esa luna mía color carmín.
El agua moja mis ideas y empapada espero en esa parada, mis labios se quejan de su pasar el tiempo secos y entrecortados.
Como sé que no estarás y como no sé a dónde vas, camino sin rumbo .
Te espero y no quiero, y haciéndolo a mi manera te alejo cada día un día más.
Soy cobarde en eso de luchar por lo que quiero, pero si no sé dónde está tu retiro no puedo actuar.
Ya me cansé, o eso quiero hacer creer a mi conciencia, que ya no paso más días lluviosos sufriendo tu ausencia. Puede que no sea lo más sensato, puede que sea un error, al fin y al cabo si ese tiene que ser mi sino, será para mí porque si tiene que depender de vos todo estará perdido.
¿Dependerá ese cambio de una persona o de ti mismo?
No intentes comprar las situaciones a veces las emociones sufren de inundaciones de silencios.
O los escuchas o te ahogas en el intento.
Ven, afina las cuerdas de mi locura, que así no puedes tocar mi canción favorita.
Quemándome conseguirás que de mí sólo queden cenizas.
Curar heridas con alcohol no es una buena medida. Ni qué decir si nos mezclásemos los dos.
Y es que amor, sin medidas volamos mucho mejor.
Aquí declaro mi huida. Cierro los ojos para que me veas, me escapo de ti, suelto las cadenas para que me encuentres.
Ni tu cabeza, ni tus ganas se han planteado volverlo a repetir. No quiero botones de aleatorios, sólo de bucles.
Cuando soy yo la que insinúa verte el disfraz se apaga la vela, y todo se queda en oscuridad.
No queráis verme de carnaval, no dobléis los sentidos, porque me pongo la máscara si mi pantera negra no ha salido. Y no hablo de fieras (que también) sino de sutilezas.
Cuando me miras y no me besas a causa de los comentarios tontos,
de los suspiros y el alzar de cejas.
Se derrumbaron las escaleras y no encuentro nada para subir de este sótano.
Un sin sentido, que hablemos tanto y nos quedemos mudos tan poco rato.
Algo que ronda mi cabeza pero aún no he conseguido soñarlo.
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